No todos los cuerpos reaccionan de la misma forma, y eso también ocurre con la inmunoterapia. Este tratamiento busca activar nuestras propias defensas para reconocer y atacar las células cancerosas. Sin embargo, la respuesta puede variar de una persona a otra.
Factores como el tipo de cáncer, el estado del sistema inmune, la genética del tumor y el estado general de salud influyen en cómo responde cada paciente. En algunos casos, la inmunoterapia logra detener o reducir el cáncer. En otros, puede que no funcione como se espera.
La buena noticia es que la investigación avanza cada día, y eso nos permite identificar mejor quiénes pueden beneficiarse más de este tratamiento. La clave está en un enfoque personalizado y en acompañarte de un equipo médico que te escuche, te evalúe y te oriente con claridad.
No se trata de una fórmula mágica, pero sí de una gran herramienta que ha cambiado vidas. Lo importante es no perder la esperanza y seguir avanzando paso a paso.